Alejandra Lagos, encargada de la Casa de Encuentro Cultural y Comunitario, CECC, enfatizó en el aporte de esta donación que va más allá de la entretención.
La CECC, lleva casi dos años experimentando la fórmula de la participación y colaboración en el sector Aconcagua Sur, un espacio donde se cuida a las personas, pero con mayor énfasis se trabaja por crear un ambiente óptimo para el desarrollo de la niñez.
No falta actividad para mantener a los niños y niñas entretenidos: desde hacer las tareas después del colegio, talleres de reciclaje con las vecinas, tardes de fútbol y baile, entre otras actividades. Sin embargo hay un gusto inevitable en los menores, así lo explicó Alejandra, ya que “el mayor tiempo que pasaban los niños acá después de clase era gracias a un computador viejo que no servía para nada más que poner unos cuantos juegos” que con horarios y turnos no daba abasto para todos.
Desde esa “necesidad” observada, Alejandra comenta que “un día pasando por el centro mire hacia El Caracol y dije Donaldi bueno no pierdo nada” y en ese intento comenzó a gestarse una historia que hoy tiene a la CECC con seis máquinas de juegos.
Fueron semanas de conversación con Paola Flores, de la administración general de Donaldi, quien hasta visitó el Aconcagua Sur, “llegó un día en que estábamos con la casa a todo, con taller de fútbol, manualidades, estábamos preparando un tema de telar entonces fue una muy bonita ocasión en que ella puede ser testigo de lo que pasaba acá” contó Alejandra.
Y así fue como el mismo 25 de diciembre un llamado cambia el panorama navideño de Alejandra Lagos: Donaldi accedió a la solicitud de donar no una máquina, sino seis. Para lo cual se movió rápidamente con la colaboración de la unidad de Movilización Municipal para ir en búsqueda de los nuevos juegos.
Queremos niños y niñas saludables, felices y seguros, si bien son solo máquinas de juegos “esto significa un gran aporte para quitarle minutos a la calle, más allá de entretención, es el fin, tu sabes que acá estamos donde las papas queman” además de que la idea fue pensada para una generación y se multiplicó por tres, hay niños, jóvenes y adultos en la casa.
Por su parte Donaldi se comprometió a ir cada cierto tiempo a revisar las máquinas, hacer mantención y renovar los juegos.
Finalmente la encargada de la CECC dejó a toda la comunidad invitada a conocer el lugar “la casa pertenece a Quillota, trabajamos como socios colaboradores siendo un puente entre la comunidad y el mundo entero para hacerlos grandes poderosos y decirle no al asistencialismo”.